Las grandes AMP en océano abierto distraen de los problemas oceánicos más acuciantes
Una conservación eficaz requiere de una toma de decisiones reflexiva para abordar de manera exitosa los asuntos complejos relacionados a los alimentos, el sustento y la preservación. La gestión pesquera es conservación en la práctica, ya que trata de asegurar que la pesca para el consumo y divertimento persista indefinidamente. Sin embargo, las herramientas elegidas para la tarea tienen repercusiones en el ambiente y en las personas que las utilizan. Hay recursos limitados para dedicar a una infinidad de problemas, y la mayoría de las decisiones tienen ganadores y perdedores. Con cualquier objetivo de conservación, cada herramienta potencial de gestión debe ser evaluada de manera crítica para considerar factores externos y alternativas. Las AMP de extracción no permitida que restringen todo tipo de pesca pueden ser la herramienta correcta para la conservación y la gestión, pero no siempre.
Recientemente, muchos líderes mundiales de la conservación han solicitado un aumento drástico en la cantidad de cobertura mundial de AMP de extracción no permitida, principalmente a través de las grandes AMP en océano abierto (LOOMPAs por sus siglas en inglés). Actualmente, es popular considerar estas inmensas AMP como la máxima expresión de la protección de océanos, pero no reconoce los problemas sociales y biológicos de las LOOMPAs y, crucialmente, es un uso pobre del capital político. Entender las críticas sobre las LOOMPAs y dar cuenta de las mismas mejorará la conservación de las pesquerías y los océanos.
Las AMP prudentes y costeras son buenas
Las AMP funcionan restringiendo la pesca en un área del océano. Si se implementan correctamente, son una herramienta eficaz de gestión para hábitats costeros específicos, como los arrecifes de corales, que necesitan poblaciones de peces sanas para funcionar adecuadamente. Los arrecifes de coral también son extremadamente delicados; evitar prácticas pesqueras dañinas puede beneficiar enormemente el ecosistema. Afortunadamente, la pesca comercial depende menos de los arrecifes de corales que otros hábitats oceánicos.
Las AMP que protegen a las praderas marinas y los bosques de algas kelp a lo largo de la costa también pueden funcionar para mitigar el cambio climático y la acidificación de los océanos, ya que las praderas marinas y las algas kelp son los mayores sumideros de carbono del mismo, secuestrando más carbono por acre que los bosques terrestres. Una protección adecuada restringiría las artes de pesca dañinas para mantener intactos los bosques y las praderas submarinas..
Las grandes AMP en océano abierto son biológicamente polémicas.
Las grandes AMP en océano abierto (LOOMPAs) están diseñadas para proteger enormes franjas de océano abierto, pero son una mala opción para la gestión eficaz y efectiva de las pesquerías. La idea es que al restringir la pesca en un área tan extensa, los peces altamente migratorios que viajan a través del océano abierto (como los atunes) tendrán mejores oportunidades de crecer y reproducirse. Sin embargo, los peces altamente migratorios son precisamente eso: altamente migratorios. Las poblaciones de atún se mueven miles de millas; dentro y fuera de las LOOMPAs, ZEE y altamar. Desde una perspectiva de gestión pesquera, las LOOMPAs son innecesarias: la mayoría de los stocks de atunes y marlines ya están siendo gestionados de manera sostenible por organizaciones internacionales, llamadas organizaciones regionales de ordenación pesquera (OROP) y la gran mayoría de stocks de atunes y marlines ya son biológicamente sostenibles.
Las grandes AMP en océano abierto no son holísticas.
Debido a su tamaño y escala, las LOOMPAs a menudo se presentan como la conservación oceánica idealizada, pero no protegen al océano de sus mayores amenazas: emisiones de dióxido de carbono y contaminación. El cambio climático causado por el exceso de CO2 en la atmósfera está aumentando drásticamente la temperatura del océano. El agua templada está, y continuará, blanqueando los corales, degradando hábitats y forzando a las especies a nuevas áreas de acción (home range). Tormentas más intensas causarán daños a los ambientes costeros y a las personas y la vida silvestre que viven allí. El exceso de CO2 en la atmósfera también se disuelve en el océano y reacciona químicamente con el agua de mar, generando ácido carbónico y causando la acidificación del océano. Las amenazas del dióxido de carbono están aquí ahora y continuarán causando daño.
El exceso de carbono es la mayor amenaza a largo plazo para la salud del océano, pero la contaminación* es la mayor amenaza a corto plazo: escorrentía de fertilizantes, de sedimentos, las aguas residuales sin tratar y otros desechos tóxicos tienen el potencial de destruir rápidamente los hábitats costeros cuando se vierten en el océano. El cambio climático, la acidificación de los océanos y los contaminantes terrestres son las amenazas más apremiantes para la biodiversidad en el océano: las LOOMPAs no hacen nada para mitigar esos problemas. Los promotores de las LOOMPAs afirman que las AMP protegen contra el cambio climático aumentando la resiliencia. Sin embargo, un enfoque holístico, y, de hecho, un enfoque científico, a la conservación del océano sostiene que la mitigación (prevención) del cambio climático es mucho más importante que la adaptación y la resiliencia. En realidad, las AMP pueden contribuir al cambio climático y a la acidificación de los océanos al restringir la cantidad de proteína con baja huella de carbono disponible para el consumo. Las proteínas provenientes de la tierra son mucho peores para el planeta que los alimentos marinos.
¿Quién gana con las grandes AMP en océano abierto?
Debido a su tamaño y escala, las LOOMPAs obtienen muchos titulares ostentosos y notoriedad para las organizaciones conservacionistas y políticos que las implementan.
El proceso de proponer, diseñar e implementar las LOOMPAs es largo y difícil. Sería mejor invertir este tiempo, dinero y demás recursos en concentrar las AMP en áreas que darán más beneficios o en temas más urgentes de la conservación de los océanos, como el cambio climático y la acidificación de los océanos. Además, el capital político para la conservación es valioso; emplearlo en las LOOMPAs es extremadamente ineficiente. Las LOOMPAs no solo fracasan en atender los mayores problemas del océano, sino que también salvan a los políticos dándoles algo para señalar como progreso. Por ejemplo, George W. Bush y su presidencia fueron terribles para el planeta, pero creó la AMP más grande del planeta (en ese momento). Su legado ambiental a manudo se ve eclipsado por otras deficiencias, pero por lo demás sigue intacto. Su sucesor, Barack Obama, expandió la AMP hasta los límites externos de la ZEE, haciéndola lo más grande posible. Debido a ello, Obama es destacado como El Presidente del Océano y un héroe ambiental, a pesar de que las pesquerías afectadas por su expansión ya eran biológicamente sostenibles y otros temas de mayor impacto en su agenda ambiental, como el Clean Power Plan (Plan de Energía Limpia), fracasaron espectacularmente. Obama se vio obstaculizado por la corrupción y la parcialidad en el gobierno, pero podría haber empleado su capital político en asegurar el éxito del Clean Power Plan, en vez de forjar un legado ambiental falso.
Repercusiones Sociales de las LOOMPAs
Finalmente, las AMP son más que científicamente controversiales, están plagadas de repercusiones en la justicia social. Primero, las AMP son una idea occidental. Los parques y reservas nacionales tienen una larga historia de implementación colonial y de pobladores. La gestión local e indígena basada en el conocimiento ecológico tradicional (TEK, por sus siglas en inglés) es a menudo considerada inferior a la gestión externa de aquellos con más capacidad y poder. Muchas ONG internacionales que promueven que haya más AMP y más grandes abordan este aspecto de la implementación de manera inclusiva y delicada, pero muchas otras no lo hacen. Utilizar la energía y los recursos para trabajar en AMP en países extranjeros en vías de desarrollo puede ser un poco problemático, no solo en un sentido colonial, sino también porque culpa a estos países por el estado menos avanzado de sus pesquerías cuando los problemas generales del exceso de emisiones de carbono y la pobreza mundial se remontan al mundo desarrollado. La mitigación del carbono, la atenuación de la pobreza y las soluciones para la contaminación deben ser parte del ethos de toda organización de conservación. La mejor manera de mejorar la pesca en el extranjero es crear capacidad de gestión. El desarrollo de capacidades empodera a las personas para gestionar los recursos por sí mismos en vez de depender de personas externa/u ONG que causan dependencia y resentimiento.
En suma:
Hay recursos limitados para afrontar una cantidad agobiante de desafíos de conservación. Es irresponsable y realmente consecuente continuar presionando a las LOOMPAs cuando los peces, y todos los ecosistemas oceánicos, recibirían un mayor impacto de la inversión estratégica en la reducción del carbono, reducción de las fuentes terrestres de contaminación y capacitación para una gestión pesquera efectiva y sostenible.
*Una breve nota sobre la contaminación por plásticos: el plástico en el océano es feo, asqueroso y malo…PERO tiene un impacto relativamente pequeño sobre la biodiversidad. Sí, algunas aves marinas, cetáceos y tortugas mueren por la contaminación por plásticos, pero la cantidad de muertes es baja en comparación con otros agentes antropogénicos en el océano, como las colisiones de embarcaciones, derrames de petróleo y escorrentías. Los peces ingieren microplásticos y pueden bioacumularse en los depredadores que se encuentran más alto en la cadena trófica; sin embargo, no hay evidencia de que ingerir esos peces afecte negativamente a la salud humana. Un estudio que examina los microplásticos en las ostras encontró que se necesitaría comer 50 libras de carne de ostra (no sus carcasas/conchas) al año para alcanzar la cantidad máxima permitida en la dieta por ingesta de plásticos, según sugiere la Unión Europea. La investigación sobre los efectos del plástico en el océano es relativamente reciente, pero la evidencia preliminar indica que no es una amenaza tan grande como los problemas del carbono u otros tipos de contaminación.
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